15/10/2022 | SIMÓN ZORRAQUÍN

Sobre Herodes, de Damián González Bertolino.

Damián González Bertolino (Punta del Este, 1980) nació en el Asentamiento Kennedy, un barrio de bajos recursos en la zona de San Rafael, Maldonado. Ha publicado la colección de relatos Los alienados (La Propia Cartonera, 2009) y la colección de ensayos A quién le cantan las sirenas (Trópico Sur Editor); la novela corta El increíble Springer (Entropía, 2015), que ganara el Gran Premio del XVI Premio Nacional de Narrativa '"Narradores de la Banda Oriental" en 2009; las novelas El fondo (Estuario, 2013), Los trabajos del amor (Estuario, 2015), Herodes (Estuario, 2018) y El origen de las palabras (Estuario, 2021). En el 2017 participó -junto a otro escritor fernandino, Valentín Trujillo, amigo y compañero del liceo- del Bogotá 39, evento que incluye a los cuarenta mejores escritores y escritoras latinoamericanas menores a los treintainueve años. Actualmente reside en el Kennedy, donde trabaja como escritor y docente desde el 2002.









Cuando Italo Calvino dividió al mundo entre el mundo escrito y el mundo no escrito, dijo que la entrada a cada uno es problemática y tiene sus propios ritos (él, que era miope, se sacaba los anteojos para leer y se los ponía para ver). Tendemos también a dividirlo entre sueño y realidad, donde el rito consiste en cerrar o abrir los ojos, subir o bajar de la cama. Pero a Jorge Montiel, el protagonista de Herodes (2019), esos ritos no le dan ninguna certeza. Es de noche y, acostado en la cama, escucha el silbido de los eucaliptos, cuando un ruido en la planta baja lo despierta. Agarra el arma, sale al pasillo, prende las luces, encuentra a su hija tirada en el piso, sin muestras de agitación. La carga en brazos para devolverla a su cama, pero Pía no responde y en cambio susurra “Jorge…” como hacía Mariana, su mujer, y todo se vuelve impreciso:


  La soledad de Montiel es constitutiva, rastreable hasta una fría infancia de viajes por Europa junto a sus padres y una institutriz. Ahora es un hombre poderoso que vive, como un outsider, entre dos mundos: Buenos Aires y Punta del Este, la riqueza y la depresión, el amor y el deseo (a veces incestuoso), la vida y la muerte, el sueño y la vigilia. Y es a partir de su estadía en un caserón de San Rafael, en Maldonado, donde lo real empieza a hilar fino. Damián González Bertolino (Punta del Este, 1980) pone sobre la mesa y renueva, desde su mirada aguda y original, la pregunta sobre la condición humana. Montiel tiene todo el dinero del mundo, pero está marcado por la tragedia. Entre tanto debe transitar, como ajeno, un mundo empresarial de amistades heredadas, de vanas relaciones que no entiende, ocuparse del cuidado de su hija parapléjica bajo la mirada atenta de los demás. Sucesos extraños como epifanías empiezan a manifestar, como dice el autor, “instancias de sentido”: en un casamiento en Carmelo, Montiel se pierde en un río, se duerme, se desmaya, lo rescatan moribundo; por la tarde prende fogatas enormes con objetos que considera innecesarios pero que la casera, de bajos recursos, quisiera conservar; donde lo invitan a pasar una noche esteña entre argentinos, Montiel encuentra personajes bizarros que lo hostigan…
  
  Herodes conforma un paso clave en la obra de Damián González Bertolino. Después de la aclamada El increíble Springer se le presentaba al autor el desafío de escribir un libro que estuviera a la altura y que, a la vez, fuera hacia un lugar desconocido tanto para él como para sus lectores.Herodes es la apuesta y el salto al vacío. No es cortés hablar de los mecanismos que aplica eficazmente, pero hay un interesante trabajo en sintonía con maestros como Henry James y el minuano Juan José Morosoli, desde el tratamiento del punto de vista, el ambiente y el personaje, hasta la elipsis como forma de invención del argumento (sin necesidad de insertar las famosas estrellas morosolianas).
  
  Quizás lo más precioso del libro -rasgo sobre el cual la crítica uruguaya mantuvo posturas muy opuestas- sea lo poético, no sólo perceptible en frases aisladas sino en páginas enteras. González Bertolino escribe en una prosa notable, echándole mano al castellano más jugoso y más preciso para construir la trama. Omite o ignora, durante largos pasajes, la tensión del thriller, que parece imprescindible hoy para atrapar la atención de lectores cada vez más escasos y cada vez más dispersos. Pero, más que una falencia, es un voto de confianza por algo más verdadero: no una tregua con la velocidad, sino con la paciencia.
  
  Elvio Gandolfo, para quien la aparición del Springer fue una gran noticia, ahora corrobora en la contratapa del libro la capacidad del autor: “Los libros de Damián González Bertolino son asteroides imprevisibles en relación a cielo conocido de la ficción uruguaya. Herodes es un asteroide de mucho peso y mucha intriga (literaria, no policial) en relación a sus libros anteriores. Tiene la capacidad del reiniciado: por un tiempo largo estará ahí, recién caído, humeante y fresco, con elementos que no figuran en la tabla. (…)” Humeante y fresco seguirá todavía para lectores locales, que ahora podrán leerlo en la edición de Entropía.





Autor


︎Simón Zorraquín
Escritor y poeta. Estudia Letras en la Universidad de Buenos Aires; completó la diplomatura en Guion de Cine por la Escuela Guionarte.